jueves, 5 de mayo de 2011

Los Bosquimanos del desierto del Kalahari

El desierto del Kalahari se extiende por el sur de África, y ocupa gran parte de Botswana, el tercio este de Namibia y la mayor parte del norte de la provincia sudafricana de Northern Cape. Es una vasta extensión de desierto de arbustos secos con muy poca agua donde la única sombra la proporciona algún ocasional baobab de hasta 60 metros de altura y 9 de diámetro.

En este durísimo entorno vive una tribu de cazadores-recolectores conocidos como los bosquimanos del Kalahari. De constitución delgada y morenos de piel, son una gente pequeña, de apariencia delicada y que casi parecen asiáticos. Los hombres suelen tener una altura en torno al metro y medio y las mujeres un poco menor; tienen brazos y piernas largos, y cuando se mueven lo hacen con una agilidad y flexibilidad que casi parece una danza.
El estilo de vida de los bosquimanos hace que estén continuamente viajando pero normalmente se limitan al área de su propio grupo, que puede llegar a extenderse unos cuantos centenares de kilómetros cuadrados y en la cual cada colina, arbusto o piedra es conocida y tiene su propio nombre.

Los pueblos bosquimanos no tienen líderes o reyes, si bien algunos grupos pueden tener un jefe. Viajan en pequeños grupos familiares de una veintena de personas, en el cual puede haber un viejo y su mujer, sus hijas y los maridos e hijos de éstas y algunos hijos solteros. Son polígamos, y pueden tener tantas mujeres como puedan mantener, aunque es difícil que tengan más de dos.

La supervivencia de la tribu en medio del escasez y sequía del Kalahari depende de que todos compartan y empujen juntos, y sus posesiones circulan entre todos con el fin de eliminar los celos y la discordancia y por el beneficio general de todos.
 

Los Pigmeos.

Los Pigmeos habitan -mejor: recorren, porque vagabundean siempre de un sitio para otro - en un país de fábula: Un extenso territorio, en el que los árboles son tan numerosos como las arenas del mar; donde abunda el agua como en el paraíso terrenal; donde el suelo genera con profusión. Los hippys que pasan (mejor: “pasaban”, pues eran otros tiempos) por aquí preguntan: “¿Es la misión de NDUYE?; ¡me gustaría visitar un Kambi (campamento) de pigmeos!”
 



Civilización primitiva. 

Nada más sencillo: Un pequeño claro en la selva de cincuenta metros cuadrados ocupados por cinco o seis casitas cuya estructura consiste en una treintena de varas gruesas como el dedo meñique, entrelazadas con algunas lianas, hincadas por los extremos en la tierra, formando el conjunto una cúpula semiesférica.
Una serie de tejas hechas de hojas anchas protegen los sueños sencillos de la gente más sencilla de este mundo. Una entrada sin puerta; una única pared sin ventanas; un suelo de tierra.
¿Y la silla? ¿Y la mesa? La tierra es lo bastante amplia para colocar una rata asada, una anca de mono, un cuarto de antílope, cuatro tubérculos de mandioca, un puñado de hojas trituradas y sazonadas con el estimulante “Pili-Pili” (guindilla).

Religiosidad naturalística.

Los pigmeos: son simpáticos, astutos, esbeltos. Te miran con desconfianza una primera y una segunda vez; pero luego se tornan afectuosos. Hablan, danzan y caminan en un “accelerato” continuo; mientras que trabajan en un “adagio” (lento) prolongado.
Tienen respeto y reverencia del cadáver humano. Para no molestar su sueño abandonan el poblado y se establecen en otra parte.
De la tierra tienen el color. Cuando están de fiesta se disfrazan con arte y gusto con dibujos bizarros de color negro, del que hacen uso abundante, pues para ellos es el símbolo de la alegría y de la vida.
Su Dios, no habita en el cielo, pues no podría ver lo que sucede en la selva, bajo los árboles, bajo las hojas. ¡Él gira entre los troncos, en las ciénagas, en los arroyos, entre las raíces! Dirige la flecha del pigmeo para que el mono caiga a sus pies. Espanta a los antílopes para que terminen en las trampas que les han preparado.
Imitan los sonidos misteriosos de la selva. Fuman el alucinógeno “Bangi” (marihuana). Padecen de “frambuesa” (enfermedad parecida a la sífilis pero no venérea). Temen la sociedad del poblado negro. Colocan en primer plano la libertad.
No poseen nada: pero tienen millares de hectáreas de selva. En dos horas pueden tener una casa nueva, construida únicamente por la esposa. Tienen dos pies a espátula que trotan infatigables durante kilómetros, como un motor de dos tiempos.
Una historieta africana dice que, llegado el sábado, el ángel encargado de hacer la limpieza en el taller de Dios se afana en  poner orden y barrer. Al final hay todo un montón de restos de cuanto ha sido empleado en la creación de los animales y del hombre. El ángel no sabe dónde tirar aquellos restos y se presenta ante el Señor. Dios se propone crear otro hombre, pero se da cuenta que el material es insuficiente...  Por eso sopla sobre ello. Y todo el material cae en la selva ecuatorial dando origen a la tribu de los hombres más pequeños del mundo.






Nuestros Pigmeos.

En la misión de Nduye los verdaderos pigmeos son pocos: la mayoría está mestizada con otras razas. ¡Son los llamados pigmoides! Decir que los pigmeos de Nduye son primitivos sería exagerar la realidad. ¡Decir que están avanzados en la civilización sería una pesada broma!
Han entrado en contacto con la civilización occidental y la asimilan con cuentagotas; y sólo en alguno de sus aspectos. En su interior siguen ligados al desnudo, a la selva, a la sencillez  más simple.
En los senderos de la selva encuentro muy a menudo hombres de cuyo cuello cuelga un pequeño diente de jabalí o de leopardo; mujeres con curiosos pendientes. ¡En el labio superior las mujeres tienen un pequeño orificio en el que introducen un cañutillo de paja o una flor llamativa o una astillita de madera teñida de negro!

Habilidad extraordinaria

Los pigmeos conocen los secretos de los modistos parisinos. Con la ayuda de un trozo de colmillo de elefante, cuya base han esculpido en forma de tablero de ajedrez, golpean con maestría ciertas cortezas y obtienen así ¡pañuelos Lines (así en el original), perfumados de bosque! ¡Saben después volverlos parlantes con dibujos varios, cuyo color es extraído de ciertas plantas! Hábiles cazadores, saben envenenar sus flechas pero que no envenenan la carne de las piezas que caen bajo sus golpes...
Frecuentemente vienen a visitarme con un arco, enguantado en la cola de un macaco, y algunas flechas; lo cambian todo por algunas monedas para bebida; o por algunos cigarrillos para calentarse al anochecer y defenderse de la humedad de la noche.
Los pigmeos tienen como casa la selva. Como templo en el que rezan a su Dios: el cielo. Como altar para sus sacrificios: el tizón siempre encendido. Como amigo inseparable, el arco y como defensa la flecha. Su amuleto es un hueso o un pedacito de madera. Para compartir con todos tienen la simplicidad de la vida.
 
 
 

La vida de los esquimales

Son el ejemplo perfecto de adaptación al medio, concretamente a unas condiciones que por su dureza no permiten siquiera el crecimiento de ninguna planta, por lo que su actividad es únicamente de caza y pesca. Las teorías más extendidas afirman que su asentamiento en las regiones más frías del planeta se debe al rechazo de que fueron objeto por parte de los indios americanos hace 12.000 años cuando llegaron a Alaska desde el nordeste de Asia y a través del Estrecho de Bering. A pesar de que habitan una superficie muy extensa con escasas ocasiones de reunión, han conservado sus hábitos y su cultura con una uniformidad impresionante. Después de un aislamiento tan extremo, es el contacto con la civilización occidental lo que más ha alterado sus modos de vida. Pese a ello, y aunque no forman ni pertenecen a ninguna nación, son un pueblo solidario, pacífico y hospitalario.
Son de corta estatura, 1,60 m los hombres y 1,50 m. las mujeres, de cuerpo macizo y fuerte, con brazos y piernas relativamente cortos. Viven de la caza y de la pesca, que ahora practican con armas de fuego, pero tradicionalmente utilizaban arcos, flechas y lanzas con puntas de hueso. Utilizan los perros tanto para acosar a las presas como para arrastrar los trineos, su principal medio de transporte y que inicialmente inventaron para ser arrastrado por hombres.En invierno viajan a las costas y cazan focas, osos y morsas sobre el hielo. En primavera, lo hacen en el mar, desde sus kayak de piel sobre armazón de huesos de ballenas y maderas, el umiak o barca grande de madera y piel en el que tienen espacio para media docena de cazadores y en la actualidad también con botes a motor. Este nomadismo es más señalado en los esquimales que habitan más al norte. Apenas tienen sentido de la propiedad debido a su naturaleza nómada, ni conocen fronteras ni herencias. Su civilización se basa en la familia, patriarcal y poligámica, en la que cada hombre tiene más mujeres cuanta mayor es su riqueza. Todos ellos, pero muy especialmente las madres, veneran a los niños por considerarlos reencarnaciones de los antepasados, y muy raramente los reprenden.
De los animales que cazan lo aprovechan todo: carne, grasa, piel, huesos e intestinos. Su dieta habitual era carne hervida, pero lo lento de este procedimiento y la escasez del combustible animal que precisaba, les obligaba con frecuencia a comer carne cruda. De este hecho derivó el término esquimal, aportado por los algonquinos (que habitan al norte de Alaska) a partir de su término eskimau: "comedor de carne cruda". En invierno viven en cabañas de madera o si no la encuentran, planchas de pizarra recubiertas de turba o nieve. En verano, durante las expediciones de caza, habitan iglús de nieve que constituyen una de las soluciones arquitectónicas más ingeniosas del mundo. En sólo unas horas pueden fabricar, únicamente con hielo, una estancia amplia y cómoda cuyo interior calientan con un fuego de aceite o grasa de foca y en el que se conserva la temperatura gracias a la capacidad aislante del hielo y a que el túnel de acceso es en su parte media más bajo que el suelo del interior. En ocasiones, construyen varios comunicados con una red de túneles para que varias familias puedan vivir juntas.
Sus vestidos se basan en pieles de foca con el pelo hacia dentro y forradas de piel de oso o zorro que las mujeres mascan con sus dientes y curten con orina. Estas ropas se cosen con tendones de animales. El Anorak y la Parka, inventados por ellos, se han popularizado en todo el mundo debido a su gran eficacia. Su lengua es el esquimal, con cuatro dialectos muy parecidos, que sólo tiene sustantivos y verbos y se basa en unir partes de una frase para formar una palabra de muchas sílabas. Tienen una extensa literatura oral, basada en narraciones épicas y cantos.
Su convivencia se basa en la hospitalidad y la camaradería. Sus pocas disputan se resuelven pacíficamente mediante una especie de ritual poético-musical (tordlotut) en que intentan ridiculizarse mutuamente ante la asamblea tribal. El jefe se limita a liderar las expediciones de caza, por lo que es siempre el mejor cazador. Se establece un cierto comercio de trueque entre los esquimales de la costa y los del interior, mediante un tipo de expediciones comerciales en los que la tacañería y el regateo están considerados de pésimo gusto.
Su religión cree en la existencia de seres superiores a los que no es necesario rendir culto ni rezar. Sedna es la diosa del mar y Sila el espíritu del aire. La Luna, que vive en incesto con su hermano el Sol, es la diosa de la reproducción. Creen también en muchos espíritus que habitan en todos los seres y objetos de la naturaleza y entienden la enfermedad como un mal que roba el alma. Sus hechiceros utilizan un lenguaje ritual pero en general se limitan a conjurar sortilegios y preparar amuletos para protegerse de los espíritus. También realizan rituales para intentar controlar la meteorología y establecer un vínculo con los espíritus.
Desde el siglo XVIII se ha extendido entre ellos la fe del cristianismo como consecuencia de su contacto con misioneros, tramperos y comerciantes norteamericanos, que también trajeron enfermedades que les eran desconocidas (tuberculosis, gripe, sífilis, alcoholismo). La poca fecundidad de las mujeres y la alta mortalidad infantil hizo peligrar su supervivencia como raza aunque durante este siglo se ha ido recuperando.
Sin embargo su mayor amenaza es el descubrimiento de que debajo del hielo que habitan se esconden vastos yacimientos de petróleo y gas natural. El hecho de que no tengan una organización nacional y su carácter abierto y afable les sitúan en una posición desventajosa que hace peligrar su forma de vida.


Los Indios Americanos Apaches


Apache es un grupo de seis tribus indígenas norteamericanas, emparentadas culturalmente y descendientes de los pueblos de lengua athabasca. Los apaches pertenecen a la región cultural del Suroeste, hoy en Estados Unidos. Las seis tribus eran las siguientes: los apaches kiowa, que vivían en la zona situada entre el límite norte de Nuevo México y el río Platte; los lipanos del este de Nuevo México y oeste de Texas; los jicarillas del sur de Nuevo México; los mescaleros de la zona central de Nuevo México; los chiricahuas de la zona montañosa de Chiricahua en el suroeste de Arizona y los apaches occidentales de la parte central de Arizona.
HISTORIA
Jerónimo fue un jefe apache que nació en Arizona (Estados Unidos), y que a finales del siglo XIX adquirió fama por su resistencia a que los indios fueran obligados a vivir en reservas. Cuando el gobierno de Estados Unidos se propuso llevar al pueblo chiricahua apache desde su territorio hacia los estados de Florida y Alabama, Jerónimo lideró los ataques periódicos a los asentamientos de colonos durante diez años. Logró escapar muchas veces de las autoridades federales hasta que finalmente se rindió en septiembre de 1886. Más tarde, las tropas federales trasladaron a los apaches y otros pueblos a Oklahoma. Allí, en Fort Sill, murió Jerónimo en 1909, tres años después de publicar sus memorias.
Las primeras tribus apaches del Suroeste de Estados Unidos eran pueblos nómadas, cazadores de búfalos, aunque también practicaban la agricultura a pequeña escala. Durante siglos fueron feroces guerreros, expertos supervivientes del desierto que realizaban batidas contra los intrusos en su territorio.

Los primeros invasores fueron los españoles, que se adentraron en sus tierras a finales del siglo XVI. El avance español hacia el norte cercenó los tradicionales cauces comerciales de los apaches con los pueblos vecinos. Al convertirse Nuevo México en provincia española en 1598, las hostilidades fueron en aumento. La irrupción de los comanches en el tradicional territorio apache a principios del siglo XVIII, obligó a las tribus de lipanos y otros apaches a desplazarse hacia el sur, más allá de donde se encontraba su principal fuente de alimentación, el búfalo; en su desplazamiento tuvieron que dedicarse al pillaje para poder conseguir alimentos.

Las incursiones apaches contra los colonos se sucedieron durante toda la travesía hacia el Oeste americano y durante la incorporación de Nuevo México a Estados Unidos a finales de la década de 1840. Las luchas se sucedieron entre las diferentes tribus apaches y el Ejército estadounidense hasta que todas las tribus fueron situadas, de forma eventual, en reservas. La mayoría de las tribus se rindió en el año 1868, exceptuando a los chiricahuas, que continuaron con sus ataques hasta 1872, año en que su jefe Cochise firmó un tratado de paz con el Gobierno de Estados Unidos y trasladó a su pueblo a una reserva apache en el sur de Arizona. En 1886 Jerónimo, legendario jefe apache, fue detenido y confinado con su grupo a una reserva en Florida, Alabama, y después enviado al Territorio Indio de Oklahoma.

COSTUMBRES Y RELIGIÓN

Tradicionalmente, las mujeres apaches recolectaban los alimentos, la leña y el agua, mientras que los hombres se dedicaban a la caza y la rapiña. La mayoría de las familias vivía en wickiups—cabañas abovedadas construidas con ramajes por las mujeres— o en tipis. La organización social de las tribus apaches occidentales era de tipo matrilineal, es decir, su descendencia se transmitía por línea materna ; otras tribus, al parecer, mantenían la descendencia a través de ambos progenitores. La poligamia se practicaba siempre que lo permitieran las circunstancias económicas. El vínculo matrimonial podía romperse fácilmente por cualquiera de las dos partes. La religión constituía un aspecto fundamental de su vida; entre los seres sobrenaturales más conocidos se hallaban los ga’ns, espíritus protectores de las montañas que estaban presentes en algunos de sus ritos, como el rito de iniciación de las jóvenes en la pubertad , aún practicada por los descendientes de los apaches occidentales.

Según el censo de 1990, un total de 50.051 personas afirman descender de esta tribu. La mayoría vive en reservas de Arizona y Nuevo México. La agricultura, el pastoreo de ganado y los negocios relacionados con el turismo son sus actividades económicas más destacadas; sin embargo, el desempleo entre sus miembros es elevado.